Empezando

Día 1... Emoción, una patética diarrea y emprendiendo vuelo. Llanto, pierdo o gano algo, inconclusión. El pecho agitado, las manos sudando, todo se mueve y aun me queda la espera de una larga fila hasta mi ascenso al avión, todo parece mentira, mi vida gira y no encuentro ningún bastón en el cual apoyar mis sentidos. Nauseabunda alzo la mano como símbolo de un adiós, observo sus caras, tirito de emoción y confusión. Mi único deseo era dejar de vivir ese momento, no quiero que me consuman las ansias... A punto de salir (momento interrumpido por la cotidianeidad). Adiós. Vuelvo a empezar, llegamos, la humedad... cargada con mis valijas emprendo un duro andar, subo al colectivo, a mis espaldas un chileno, había encontrado un compatriota en tan enorme ciudad, Artes Plasticas ... creo que venía a estudiar. Mientras seguían girando las ruedas, yo pensaba en lo que podía pasar. Bajamos, caminamos, caminamos y seguimos caminando...hasta llegar al hostel del Abasto. A todo esto ya no daba más.. lo único que deseaba era un baño--- de urgencia extrema. Fue así como se asomó por la puerta una mujer con una expresión de inquietud en su rostro, sus rasgos marcados por un espíritu indígena... Nuestras reservas, no sabía... pues, nuestra llegada era esperada para la mañana y no al atardecer, de todos modos entramos, nos acomodamos. Aun siendo una residencial de mujeres, mi papá se pudo quedar por esa noche. En esa hora lo único que ansiaba era emprender una actividad pura y llena de buenas nuevas.. una actividad brillante en donde solo desarrollara lo mejor de mi... esperaba un lugar cálido y tranquilo, esperaba compartir con gente relativamente buena (cosa que no existe, o no al menos en gran abundancia). Mi corazón palpitaba cada vez más fuerte al darme cuenta de que todo se estaba haciendo realidad de laguna manera... la conjugación de la realidad con la fantasía es una de las cosas que logran perturbarme, nunca esperé que algo tan extraño como irme a vivir al otro lado del continente sola se pudiera realizar a mis 20 años, no sabía como reaccionar. No quería ni pensar que a los dos días siguientes mi papá se iba a marchar. Esa fue mi llegada al Hostel del Abasto y es ahí donde transcurrirán 2 semanas hasta irme en busca de un nuevo "hogar".